viernes, 18 de abril de 2008

COMO SI FUERA HOY.

Diciembre de 1967.

Yo mi apellido mi apellido, veo en un escaparate un juego de ajedrez cuyas piezas representan figuras humanas, reina, rey, ministros, caballos encabritados y torres preciosas.

Me quedo embelesado y pido a los Reyes que me lo traigan por Reyes, valga la redundancia.

Se acerca el día de Reyes y hago pasar a Mi padre mi apellido primero  su segundo apellido por la tienda donde se vendía el ajedrez. Ya no está. Mi padre mi apellido primero  su segundo apellido me mira, se encoge de hombros y me dice que así es la vida. Me encojo de hombros yo también, para no ser menos.

Llega el día de Reyes y nos levantamos como ardillas, los cuatro hermanos, mis tres hermanas mi apellido mi apellido y yo mi apellido mi apellido.

Intento hablar durante un rato pero no puedo. En una butaca de la salita, marrón, brillante, está el tablero con todas las piezas situadas, esperándome.

Mi padre mi apellido primero su segundo apellido me mira, se encoge de hombros y me dice que así es la vida. Me encojo de hombros yo también, para no ser menos. Mi madre mi segundo apellido su segundo apellido, sonríe.

Hace sesenta años de aquello. A ver si el Alzheimer tiene cojones de quitármelo de la cabeza.

3 comentarios:

Isa dijo...

Eso es ingenio y brillantez. Me ha "encantao". El final, de ole.

inma dijo...

Original forma de olvidarte de tu apellido. Estupenda historia ¡ojalá fuera cierta!(entiendase por lo de no olvidar nunca ese momento, no porque tengas Alzeimer)

Lola García Suárez dijo...

Es muy bueno, Gabriel. Porque yo creo que eso sería lo más hermoso en la vida. Aunque olvidemos nombres, y todo tipo de etiquetas con el paso del tiempo que la esencia de las cosas perdure. Y mucho más para los que padecen esa enfermedad.