domingo, 25 de mayo de 2008

DESEMPLEO.

El hombre lobo del pueblo, Alejandro Bioneski, volvía a la oficina del paro. Los motivos trascendían la simple y conocida crisis económica. La verdad, la pura verdad, se explicaba con dos factores muy claros: El robo del satélite, la misteriosa desaparición de la Luna el pasado domingo, y el hecho de que cualquier empleo posible en Argesia tiene que ver con sus fabulosas minas de  plata.

2 comentarios:

Lola García Suárez dijo...

Pobrecito. Pues sí que lo tiene crudo. Quizás debió pensar que podría sacar partido a eso de ser hombre lobo en Argesia. Si es que es el único, claro. ¡Ay! si es que la vida de un hombre lobo ya no es lo que era.

Anónimo dijo...

Hola, estamos juntas en este momento y juntas, como te decimos, hemos leído tu relato. Yo, o sea, Isa, tu compi, no pillé bien la cosa. Y todo por no saber ese detalle de que las balas de plata mataban al hombre lobo. No tenía ni idea, pero Inés, que se hizo con él a la primera, ha tenido el detalle de explicármelo y claro, ahora tiene todo el sentido. Nos parece redondo y original. Pobrecito lobo, esto no hay gobierno que lo arregle.