A veces nos perdemos en lo más tenebroso de nosotros mismos. Abastecemos nuestra alma del insoportable vacío de la infelicidad. Es entonces cuando nos salva el hecho simple de mirar a través de las tupidas cortinas que hemos ido tejiendo, en un tiempo demasiado oscuro e inexorable, para ser capaces de ver ese añil que nos espera y que nos devuelve a la vida, brindándonos todo un cielo de posibilidades.
miércoles, 28 de mayo de 2008
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10 comentarios:
Autológico: Dícese de lo que define lo mismo que significa. Ejemplos: Esdrújula define y cumple ser esdrújula. O Polisilábica.
Tu escrito es para mí autológico: Describe como manual la búsqueda de la felicidad, y su lectura, por sí misma, la provoca.
"Ese añil que nos espera..." suena a ser capaz de pintar el cielo así, no sólo a soñarlo.
Besos varios.
Ya nada te detiene...primero fue la palabra, hermosa a veces, tiernas otras, y ahora esto, tus fotos que acompañan a un texto bien escrito y profundo, presagio de un tiempo que se vive a diario,; a veces también,es el texto que se abraza a la foto para ser su compañero. De cualquier forma, la unión es perfecta.
Bonito texto y preciosa foto. Lo prometido es deuda, aquí estoy. Un beso.
Inés, Beli, Gabriel, cuánto reconforta vuestra presencia. Habrá más palabra y más imagen. A modo de catarsis. Y con vosotros. Un beso a los tres.
Yo sólo digo que... nunca es tarde para despertar.
Loli, tu frase lo encierra todo. Así pues, a agarrarse a ella. Gracias.
Tienes mucha razón. La vida está llena de momentos especiales, personas maravillosas y cosas agradables. Sólo hay que fijarse. Besos
Fernando, bienvenido. Gracias también a ti.
¿Y por qué a veces las posibilidades no están tan a mano, ni es tan fácil descorrer esa cortina para encontrarte un cielo azul? Si la has tejido tú misma, no eres consciente de que exista, por lo que tampoco puedes apartarla...Esta reflexión me está resultando muy compleja ¡!
No sé tú, Inma, pero yo te aseguro que soy plenamente consciente del bien o del mal que a mí misma puedo llegar a hacerme, aún siendo la tejedora de mis propias cortinas. Es por eso que tengo la oportunidad de decir: "basta" y apartarlas de un manotazo a veces, y con mil esfuerzos, otras. Aunque no es nada fácil.
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