jueves, 17 de julio de 2008


LA NOCHE TRAERÁ LA MAÑANA



Inmóviles,
esperando la vuelta
de aquellos que un día
se fueron a la fuerza,
obligados a abandonarlos.
No caminan,
no abren nuevos senderos,
solo esperan,
inmóviles,
gritando desde su quietud:
¡Basta!
¡No más muertos!
¡No más miserias!
¡No más barbarie!
El Duna los acuna
con su melodía de plata.
Les canta la vieja canción olvidada.
Y ellos esperan,
inmóviles,
gritando desde el silencio.
Sus dueños no vuelven
y ellos les siguen esperando.
El Duna les acuna
con la vieja canción
de los que se fueron.
Inmóviles.
El Duna sueña
melodía de plata
con aires nuevos,
con aromas de mañanas.
Ellos esperan
a aquellos que un día
se fueron sin decir adiós.
Hoy el Duna canta
melodías de esperanza,
de ilusiones,
de jóvenes miradas.
Esperan.
La noche traerá la mañana.

Budapest 11 de Julio de 2008

3 comentarios:

Isa dijo...

Me han emocionado, a partes iguales, tu poema y la fotografía. Mi cuerpo se ha estremecido ante la visión de todos esos zapatos alineados, esperando...
Cuando reflexiono acerca de la barbarie a la que es capaz de llegar el ser humano (cosa que me sucede a diario)me dan ganas de dimitir, de darme de baja de este grupo al que pertenezco como especie del planeta; un grupito bastante amplio, que es capaz de lo mejor y también de lo peor. Cambiemos el nombre para acabar de forma positiva: somos capacez de lo peor, pero también de lo mejor. Queda mejor así.

Lola García Suárez dijo...

No conozco la historia que encierra este poema pero me ha parecido bello e intenso al mismo tiempo. La foto es impactante.

ANUSKA dijo...

espectacular la foto de la buganvilla