viernes, 26 de septiembre de 2008

Placeres adultos

A Cecilia.

De niño no lo entendía. Un marido que escribía versos a una esposa sin decirle que era él. Por qué no hablaban, cómo podían esperar. Lo comprendí más tarde, con el tiempo. Y descubrí la ilusión contenida en juegos de reinvención.

Ahora pienso en ella. Y como ella en su canción, tengo en las manos un ramito sin tarjeta, te miro y luego callas. Tengo en la boca unos cuantos caramelos de violeta, que trajiste de tu tierra y saben a flor. Y que calman lengua abajo, mientras ruedan, este poco de mal genio.

7 comentarios:

Gabriel dijo...

Extraordinario cuento, Lorenzo, con sabor a nostalgia y al caramelo de violeta, insustituible en la memoria.

Isa dijo...

Reinventarse; qué necesidad. Qué preciosas lineas has bordado con hilo malva y olor a violetas. Y como el juego es ése, vuelves a declarar tu amor con una pasión que se contagia. Reinventémonos. Sigamos en esos "placeres adultos". Me encanta.
El aroma de ese ramo me ha llegado.

Lola García Suárez dijo...

Creo entender qué canción podría acompañar a éste microrrelato. Pero tú le has dado un enfoque realmente especial.

LaRubia dijo...

Dulce tu texto, dulce tú, dulce la canción a la que haces homenaje, dulce este día de lluvía por todo el día anclado en este cielo...Rememos ríos de azúcar.

Peneka dijo...

Me gusta como "cuentas" las cosas. Tu ternura.Tu sencillez.

Yo, como tú, tardé en entender el sentido de aquella canción.

Un beso

Anónimo dijo...

Qué placer más grande poder leer estas violetas vuestras de chocolate, que tanto acompañan y tan bien sientan.

inma dijo...

Yo tuve una cajita de caramelos como los de la foto. Bueno, realmente eran de mi hermana que los tenía sobre una mesita de noche que compartíamos...hace ya tantos años, casi como los de la canción que entendí hace poco también. ¡Qué lentos somos a veces! Gracias por devolverme aquellos momentos perdidos en mi memoria.