sábado, 18 de octubre de 2008

SIN CONTAR.

Esta mañana ha muerto un hombre que, según él, sobraba. Se ha suicidado; después de anunciar que lo haría, lo ha hecho.

Llegó temprano y comenzó a contar la historia de su vida.

Resulta que su madre quedó embarazada por un salpicón de semen que se produjo al abofetear una enfermera el pene de un donante en una clínica de fecundación in vitro, cuando ya cerraba el frasquito.

Sin que apenas hubiera nadie para cuidarlo, una vaca que se escapó del establo, porque no cabía, se rompió una pata junto al niño y pudo alimentarse. Y más de una vez, cuando fallaba el cierre automático de los paquetes de galletas, las que no cabían en las cajas iban a sus manos y se mantenía vivo.

En el colegio que lo metieron, los profesores escribían su nombre  a lápiz al final de las listas hechas, mientras protestaban porque sus clases ya estaban completas y ajustadas.

No dijimos nada mientras nos relató el resto de su vida. Pero parecía algo más contento al ver una baraja española de cartas sobre la mesa.

-¿Mus? –preguntó, abriendo los ojos.

-Lo siento, ya somos cuatro, -respondió Andrés que entraba en ese momento, mientras se quitaba el abrigo-. No falta nadie.

El hombre que sobraba se pegó un tiro.

Al ordenar el levantamiento del cadáver, el juez observó que el revólver tenía el cargador completamente lleno.

9 comentarios:

Peneka dijo...

¡¡¡ qué pena de vida!!! debe ser duro eso de sobrar, aunque, mira que te resuelve una cena eso de comer de "sobras", bueno...

Me esaba imaginando ese abofeteamiento de pene,¿eso tiene pen-A?ja.ja.ja

y esse hombre, ¿de qué murió, de una bala que sobraba o de un bocadillo de sobrasada?

Gabriel dijo...

Jajajay: Escacharrante tu comentario, Beli, genial de veras.
Gracias y un beso.

Isa dijo...

¡Pobre mío! ¡Vaya sino con tan mala puntería! O tan buena, depende cómo se mire. El final es intrigante. ¿Tantas ganas de morirse tenía que no necesitó ni una bala? ¿o yo no me he "enterao" de "na"?

Gabriel dijo...

JAJAJAJAY de nuevo: Me parto de risa con tu nota, Isa. La cosa es que también era sobrante la bala del revólver, poco más o menos.
Mantengo que vuestros comentarios mejoran el escrito hacia las nubes.
Besos.

Isa dijo...

¡Ay, verdad! Qué torpe estoy. Se nota el madrugón de anoche, que ya tocaba, ¿sabes? Y una ya no está pa eso; a la vista está.
Muy bueno el relato. Ahora me gusta más.

Lola García Suárez dijo...

Has mantenido la tragedia hasta el final incluso en lo imposible. Y supongo que una vez muerto no iría ni al cielo ni al infierno y encima el limbo no existe, así que quizás le convendría más el tema de la reencarnación y la oportunidad de vivir una vida donde no sobre sino que falte.

Gabriel dijo...

¡Redonda la idea, Loli!
Un beso de estrambote torero. Hióle ahí.

Anónimo dijo...

Principio contundente y final sorpresivo, todo le sobra a una sombra sin sombra.
Crujientes primera y última rebanada, emparedado no-mixto de SOBRAsada imaginaria.

Gabriel dijo...

Lorenzo, te pillé: eres un mago.
Abrazos.