A ti, árbol de la ribera
No es negra y sombría tu muerte.
Principio y fin de tus días.
El sol derrama en tus hojas,
fuego vivo y alegría.
Nos llenas de luz los ojos,
álamo de la ribera mía.
De calma cada recodo,
segundos de nuestras vidas.
No es negra y sombría tu muerte.
No es pena ni melancolía.
Es sosiego del espíritu.
Es color para la vida.
4 comentarios:
¡Subidón de poema!
Una hermosa conversación con el espíritu de esos árboles.
Besos frondosos.
Precioso, Beli. ¡Qué no daría yo por una horita sentada entre los álamos, sin hacer nada; sólo admirar con los ojos, con los oídos y con el pensamiento, como has hecho tú en este poema! Enhorabuena.
Qué bonito, Beli. Me encanta cómo combinas la luz y la oscuridad ante los ojos de la muerte, como riegas de colores mi tronco húmedo, mis raíces asentadas en un bosque frondoso donde la vida se alarga, rama a rama.
Sencillamente sensacional. Cantado con un profundo sentimiento. Me encanta.
Publicar un comentario