domingo, 17 de mayo de 2009

PARA COMPARTIR.

REFILÓN.

 

Lo que voy a compartir no es producto de la euforia. Diré lo mismo mañana y pasado mañana.

Hoy domingo, temprano, la Muerte me ha pasado cerca, donde sabe que sí le tengo miedo: Ha empujado por la espalda a mi niña, en forma de coche con tipo despistado dentro. El que llevaba a mi hija dentro se ha hecho añicos encogido y se ha dejado convertir en siniestro total antes de dañarla a ella, con cinturón, el airbag y después un collarín inevitable.

Cuando llegué al sitio, ella ya estaba atendida y caminaba. Su hermana ya estaba a su lado, con uno de esos amigos que definen la palabra. No necesitaba más y he escupido con saña a esa hija de la gran puta de ojos vacíos que ha rozado su hombro contra el mío con el desprecio de quien falta el respeto a un superior. Ni me he vuelto para mirarla.

He recordado el único motivo que puede hacerme llorar en esta vida tan rara, tan difícil y tan única que tenemos.

Pasarán los días y esta fecha seguirá como su vuelta a nacer. Y la mía y de mi mujer también.

Después de recuperar el aliento escribo esto para recordarme que es verdad lo que dicen: Que cada momento de la vida es único y hay que rescatarlo. Pero hay que hacerlo con más vida. La otra, la imbécil innombrable, que se vaya al infierno y se quede allí. Aquí no queremos ni verla.

7 comentarios:

Isa dijo...

Gabriel, me he quedado fría. Gracias a la vida que le ha ganado la partida a, como tú bien dices, esa hija de la gran puta. Siento el disgusto que habéis tenido y a la vez me alegro enormemente de que tu hija pueda contarlo. Un beso muy, muy grande.

Anónimo dijo...

Vaya, siempre vengo aquí a pasar un buen rato leyendo.
Aunque no os conozco, la entrada de hoy me ha estremecido especialmente.
Celebro que haya ganado la Vida.

Gabriel dijo...

Gracias por estar ahí.
Un abrazo.

La próxima entrada va por vosotros. Espero una sonrisa.

sempiterna dijo...

Bueno Gabriel, como tú bien dices, la fecha será muy recordada por los cuatro. Ha sido un día duro... pero mejor no pensar ya más en lo que podía haber pasado y vivir con intensidad cada nuevo minuto.

Ánimo con todo y recuerda que los que te leemos estamos para lo bueno (que es mucho) y también para lo malo.

Un beso.

Javier Márquez Sánchez dijo...

Tú lo has dicho Gabriel, aprovechemos cada minuto, cada aliento, y a ser posible, rodeado por aquellos a los que más queremos.

Y a esa innombrable, no le concedamos si quiera el más ínfimo de nuestros pensamientos.

La tuya es una gran familia, Gabriel, a la que le seguirán siendo regalados cientos, miles de días maravillosos.

Toda la felicidad del mundo, es el mayor deseo que ahora albergo para vosotros...

inma dijo...

¡Cuánto me ha sorprendido esta entrada! Esperaba un texto jocoso y me topo con la más cruda realidad. Siento que hayas tenido que pasar tan mal momento. Me alegro que acabara casi bien.

Diáfana dijo...

Vaya Gabriel, siento mucho el susto y me alegro de que todo quedara en eso.
Te mando un beso fuerte para ti y tu niña.