sábado, 6 de junio de 2009

Minutos

Absorta y silenciosa lo contemplaba en la distancia por si se movía. Nada. Casi dos horas estuvo mirándolo acurrucada como una niña desde el otro extremo de la habitación, pero aquel zapatillazo había sido definitivo. Justo antes de perder la conciencia entró el médico y le inyectó con premura el antídoto. El enorme escorpión había perdido la batalla.

5 comentarios:

Isa dijo...

Vaya, aquí tenemos que celebrar la buena puntería. No quisiera verme en el lugar de esa pobre.
Yo también quiero que nos veamos cuanto antes. Gabriel hará rodar el cuadrante.
Un beso.

LaRubia dijo...

Iiiigggg ¡qué tensión al leerlo! si hace un minuto llega a rozarme algo seguro que doy un respingo y acabo clavada en las cortinas del susto.
¡qué thriller! Me encanta.

Gabriel dijo...

Antológica la brevedad para saldar una batalla tan intensa.
Y, al final, la caballería. Genial.
Besos.
Y el lunes empezará a circular el "cuadrante".
Cáscaras, he resuelto por primera vez la cuadratura del círculo. Es lo que tiene una menta poleo cargadita después de comer.
Besos.

Peneka dijo...

¡¡¡dónde se ponga un buen zapatillazo!!!, además, no daña al medio ambiente ni ná de ná.

Voy a tomar buena nota, y me tendré que poner a recargar las pilas, este hastío primaveral ya está durando demasiado.

Besos

Lola García Suárez dijo...

Yo que pensaba en una cucarachilla y el provocador de tanto suspense era un escorpión. No sé por qué, pero lo da cierta elegancia al microrrelato. ¡Qué buena zapatilla tenía la mujer!