martes, 15 de septiembre de 2009

Plagas (6)

Úlceras y sarpullido incurable.

Y cuentan que en Salmodia City, al Sur del río Miramipera, antes de la comilona anual celebrada el primer domingo de cada trimestre para festejar el primer afeitado de las piernas de las mujeres del pueblo, se dio una circunstancia terrible e inusual por lo poco frecuente: Las piernas izquierdas de cada mujer tratada con espuma de afeitar Cortapel y cuchillo de jamón presentaron sarpullidos verdes fácilmente explotables presionando entre dos uñas, mientras que en las que se usó crema depilatoria Suaverrap a 30ºC y hacha se observaron granos azules que precisaron lija de madera noble para ser extirpados.

Por supuesto, todas las piernas derechas, según la tradición, permanecieron cubiertas de pelo, al estilo alfombra, según costumbre ancestral de la comarca.

Fue llamado a consulta el experto en granos Barry Llitos, que cometió un error al dar un rodeo y no ir directamente al grano. Supuso en principio que la plaga debía haber sido transmitida en un granero y buscó entre los pajares, donde obtuvo como recompensa dos agujas y un “¡largo de aquí, mirón!” de una pareja que estudiaba anatomía frontal recíproca.

De todos modos, ante el miedo de una extensión de los sarpullidos, feos y de mal color, por toda la zona, el doctor Llitos se encerró en su laboratorio móvil con seis mujeres aquejadas de los íntomas, tres de cada modalidad.

A los dos días justos, hizo salir a las seis mujeres luciendo CADA UNA, su mejor par de piernas calvas y lisas y con las siguientes observaciones a modo de conclusión:

1) El primer error ha sido permitir el cultivo de moho en los pelos no cortados. Califiquemos de guarrada y dejadez general este punto, soslayable según pueden comprobar.

2) El segundo error, algo más execrable, no ha sido sustituir el jabón verde de toda la vida por los productos Cortapel y Suaverrap, sino que nadie informara a nadie de que éstos últimos no debían ser ingeridos, ni siquiera en revuelto como hasta ahora.

Y fue el jolgorio y la risonancia, y el clamor de platillos y un solo de bongos y violín, junto a una fiesta que duró cerca de hora y media sin que faltara a nadie una rebanada de pan ácimo untado con manteca lila, uno de los productos característicos de la zona. Y, por supuesto, veinte dólares más para la cuenta corriente del doctor Llitos.

2 comentarios:

Clea dijo...

¿¡Barryllitos!?
¡Por favor!

Lo de inusual por poco frecuente no tendría que sorprenderme, ¿verdad?

¿Y no puede ocurrir una sola cosa? No sé, ir al pajar y ya está. No. Allí se encuentra con dos amantes y ¡dos agujas!

¡Qué pedazo de celebración cuando Llitos da con el diagnóstico! ¡Y parece como espontánea!

Lola García Suárez dijo...

"Estas plagas con las que Gabriel ha llenado nuestro blog merecen, en mi opinión el más alto elogio de constancia, ingenio y creatividad jamás visto por estos Barrios". Admiralectora nº 1.