Subí de la montaña
hasta la cumbre
y contemplando
desde aquella altura
la bella inmensidad
que la rodea,
silenciosa quedé
de asombro muda.
La maravilla
que ante mí tenía,
con palabras
no puedo describirla
hay que tenerla cerca
y admirarla,
llenar el corazón
y los sentidos
de tan alba hermosura,
soberana.
Al descender,
antes de despedirme
quise posar en ella
una nueva mirada
y llena de emoción
sólo le dije:
Yo me inclino ante ti,
Sierra nevada.
4 comentarios:
Sí que te has atrevido, al final, a poner en verso una idea tan limpia como el aire de esa montaña. Y en versos que te agradezco que compartas.
Me comunicas sentimientos y, mucho más, saber saber llevarse para siempre una emoción tras visitar un paraje natural grandioso. Y es que, para eso, hay que haberla mirado como tú lo has hecho.
Besos.
De la montaña, enorme, y blanca por la nieve siempre surgen emociones ¿verdad?
Gracias por compartir, a modo de verso, las sensaciones tan placenteras que nos brinda la naturaleza. Besos.
Impresiona, sí. Ya tengo ganas de volver.
Gracias por traerla.
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