Cauto por verte venir,
me escondí tras las palmeras
al no saber bendecir
el baile de tus caderas.
Ni me lancé a sonreírte,
ni le pedí que saliera
al corazón a rendirte
para que al mirar me vieras.
Tuve que verte parar
con otros que te decían
los versos que me pedían
para podértelos dar.
Y yo al verte me moría.
Eran canciones de amadas
que a los amados consumen;
versos de mis madrugadas,
después de noches bañadas
del sueño de tu perfume.
Pero una rima sutil
hizo que se removiera
algo que yo te dijera
en algún juego infantil.
Y tu risa dijo loca
-Basta, Cyrano sal fuera
y recita de tu boca
lo que escribes para mí.
-Tu risa de hada redime
mi fealdad de la tristeza
y da a mis versos nobleza.
Pero cómo saco, dime,
el rubor de mi cabeza.
-No quiero seguir perdida,
amigo mío y amado;
ni soy hada ni mi vida
es vida sin ti a mi lado.
Entonces, con el cariz
de los acontecimientos
y de tu mirada clara,
de las sombras al momento
apareció mi nariz
y a continuación mi cara.
5 comentarios:
¡¡Hace sonreír mucho este romance!! ¡A mí me parece un romance!
¡Es ingenioso y tierno!
¡Qué bien el final para tu Cyrano!
Gracias otra vez por compartirlo.
:))
Coincido con Clea, es un romance lleno de gracia y ternura,además
con una rima perfecta, así lo veo
yo, gracias sabes que la poesia es
lo que más me gusta, aunque hace tiempo que las musas me abandonaron, un beso
Divertido y tierno! Estupendo. Triunfa el amor que es lo que a mí me gusta.
Me apunto a lo del triunfo del amor.
A estas alturas de la vida, yo solo quiero AMOR Y LUJO,jajaja
Don Gabriel, desde que empecé a leerlo sabía que era Cyrano el de detrás del árbol. Me encanta su figura literaria y me encanta tu poema. Con qué gracia y naturalidad enlazas cada verso...
...y ahora un beso.
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