miércoles, 24 de marzo de 2010

GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA (XXIV).

IN CRESCENDO.

El taponazo champanero, por la impericia en descorches, fue directo a su propia nariz. Y Vicente Narios, ante el inmediato cachondeo de los presentes, tiró la botella hacia atrás por su hombro izquierdo, sin mirar, como los cosacos; como una gracia.

El botellazo, al no avisar, fue directo a la frente de Leonor. Y Leonor de Madeiros, desbordada por las estruendosas carcajadas de los presentes, incluida ella, lanzó la sopera desde el centro de la mesa hacia arriba con los ojos cerrados, para que la fiesta no decayera.

Florinda Vázquez Soto, la mujer de Vicente, recién lavado su pelo de peluquería, tampoco dejó de reír a pesar del sombrero soponcio que le habían encasquetado. Se rió porque parecía tener el pelo largo, entre fideos y tallarines; fortota como es, levantó la bandeja del pavo de granja y la largó por el balcón al más puro estilo clásico del discóbolo.

Ahí se produjo la escalada incontenible de violencia del que hoy hablaban todos los periódicos. Ni más ni menos. Citamos la reseña de la hoja parroquial, de donde hemos copiado la noticia:

“…La parte moderada que se manifestaba en contra de la matanza de pavos por Nochebuena se dirigía a Montánchez esquina Cardenal Gillette con cánticos amables de pegadizo estribillo “Sopa boba, uh, uh, sopa boba, ¡Síii!”, muy bailable. En la acera de enfrente, la facción carnicera masticaba muslitos y eructaba desafiante, pero sin insultar, hasta que el pavo volador, enviado desde el cuarto piso por ¿error? de una tal Florinda Vázquez, detonó la revolución social.

»Precisamente la abanderada anti carnes Flora De Carboni fue la que recibió el grueso del relleno en plena pancarta, mangas y bolsillos del abrigo. El impacto sonó como “guorfloshooot”, en comentario de los asistentes, unos doce según la policía y veintidós mil según los convocantes. Alguien enarboló la bandeja como escudo y se desató la batalla, seguida desde los balcones, en la que muy pocos pudieron mojar salsa, aunque a otros parecía importarles un rábano. Al día siguiente, las autoridades declararon que hay que llevarse bien, vecinos, pero ni caso que le hicieron.

»Desde entonces la calle central es una zanja de quince metros justos y no se han vuelto a compartir las aceras, en las que cuatro papanoeles resbalados y caídos no fueron ayudados a levantarse. Uno de ellos, de hecho, sigue en el suelo desde el pasado jueves, cuando se decretó el estado de sitio en la barriada.

»Así dicen que fueron los hechos y así nos los hemos inventado.”

Arsenio Lejía, corresponsal interino.

5 comentarios:

Peneka dijo...

Sin niguna duda, eres el mejor escritor del "absurdo" que conozco y que muy de tarde en tarde(por circunstancias ajenas al espectador)me tomo un cafelillo.

Desde luego, que es "in cre chen do". Me parto de la risa en dos y luego me vuelvo a coser...

El final... , con ese corresponsal interino

Peneka dijo...

¡¡¡ quería decir APOTEOSICO, el final, pero la informática ha tenido a bien jalarselo...

Paquita dijo...

Que buen noticíon, que hasta en la hoja parroquial ha salido´{apesar de que ahora no está para
esas notícias-,pues eso,que tus batallas historicas son de verdadera historia

inma dijo...

¡Qué follón nos montas en un momento! Lo de la sopa boba tiene todo el punto y esa señora con la sopera por sombrero de antología.
El final abierto da para seguir con más batallas. Felicidades.

Clea dijo...

JAJA. ¡Por favor!
Lo de la facción carnicera, pura saña me parece, la verdad, con lo moderados que se ven los anti carnes.
¡¿Cardenal Gillette?! ¿Por dónde caerá?
¡Y qué diferencia en los resultados de la medición de participantes!
¡Quince metros justos de zanja!, ¡cuatro papanoeles resbalados! y ¡estado de sitio!
Son las de usted las únicas guerras “no tristes” que conozco.

Besos.