Si me propongo enamorar
no lo consigo.
En general.
Repito y digo
que esto se tiene que arreglar
o aquí no sigo,
pues me voy a defenestrar.
Hasta el camarero del bar,
el comedido,
me dice que al verte marchar
pensó, encendido,
que dejé la vida pasar
y que tu olvido
mucho no tardará en llegar.
Y yo, jodido.
Cómo puedo recuperar
tus atenciones,
si te fuiste sin avisar
por Vodafone,
por Cableuropa o Movistar,
dejando en casa sin planchar
mis pantalones.
Anda, Gertrudis, vuélvete,
cambia el billete.
No digo que arrepiéntete,
¡Cuenta hasta siete!
Y mientras yo te pongo un té,
refréscate y desvístete,
que un buen polvete
resuelve bien cualquier sainete.
Ah, ¿que no lo piensas consentir?
¿qué no es mi oferta suficiente?
¿que no me pare: hay que seguir
cada polvo con el siguiente?
Siento tenerte que decir
que ese contrato es mal apaño,
pues lo que pides es pedir
en un día solo lo de un año.
Adiós, Gertrudis, coge el Ave;
ya pondré yo la lavadora.
Y tus costumbres amadoras
algún coloso, en fin, quién sabe
las lleve a cabo a todas horas.
Que yo me vuelvo a mi sofá,
que va empezar mi partidito,
y puede que después, quizá,
un video en tono subidito
me haga pensar en algo más.
Tú te lo pierdes, cariñito.
5 comentarios:
Dejala que se marche,no te conviene
-melones-, si ni te quiere planchar los pantalones. nada lo dicho, buscate otra que te atieda
mejor en todo, todo, genial como siempre, qurido Gabriel. Un beso
¡Ja, ja, ja, Gertrudis, qué exigentona! Di que sí; que un sofá para uno sólo es motivo de renuncia suficiente. Y mientras, a hacer reserva de energía, que nunca se sabe lo que pueda presentársele a uno.
¡Qué bueno, hijo! ¡Cuánto echaba de menos reírme contigo!
Un beso.
El que no se consuela es porque no quiere...
Fogosa mujer, esa Gertrudis, que al pobre me lo amilana, y de un refregón, me lo hecha a las labores de la casa...
Genial Gabriel.De nuevo la frescura de tus versos, tus locuras y sonrisas a granel...
Ahora, ya estámos todos.( Bueno, los niños poetas que andan por esos mundos de dios y que espero algún día vuelvan).
JAAAAAJA. (Carcajada de domingo con este regalo "kraheiano").
Vuelve Gertrudis y sopesa
tu decisión cuantitativa,
toma la nave por sorpresa
y exponte en tierna disyuntiva:
¿Hoy en la cama o en la mesa?
(Glup)
:))
Esa Gertrudis... pobre poeta, con lo apañaito que se ve, y tan incomprendido. Me ha alegrado tu poesía la mañana. Un besazo
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