jueves, 17 de junio de 2010

Un poquito de mí

Acabo de terminar de leer un libro. Cuando acabo un buen libro que me haya enganchado, da igual de lo que sea (siempre que cuente una historia), me queda un gran vacío. Demoro la lectura de sus últimas páginas para que me dure la emoción un poco más. Pero termina, y yo desearía que siguiera. Me gusta cuando, en los epílogos, el autor cuenta cómo siguieron la vida sus personajes transcurridos unos años. Sueño con despertar algún día en algún lector una emoción parecida a la que siento ahora. Lo cierto es que escribo poco. Mañana empezaré un nuevo libro y me dejaré llevar a otros lugares, a otras situaciones y acompañaré durante unas semanas a sus personajes en su mundo ficticio...

5 comentarios:

Isa dijo...

Qué gustazo leer "ese poquito de ti", porque me siento completamente identificada (excepto con lo de demorarse en la lectura del final; como soy tan impaciente no puedo parar de leer hasta acabarlo devorando), además me has transmitido de pronto las ganas de acabar los dos o tres que tengo por ahí a medias.
¡Lo que se pierde quien no lee!, ¿verdad? Me pregunto cómo se puede vivir bien sin un libro y sin la música, por ejemplo, por citar dos de las artes que están a disposición de todo el que quiera disfrutarlas. Gracias por insuflarnos, aún más, las ganas de embarcarnos en las aguas de una nueva historia y de sentirnos capitán de ese barco, rumbo, por ejemplo, a Ítaca, en compañía de Ulises.
Un beso.

Isa dijo...

Quise decir "acabar devorándolo", que no sé dónde tengo la cabeza, hija.

Lola García Suárez dijo...

Comparto contigo las sensaciones y los sueños que despiertan en mí la lectura. También lo trasladaría a la música como Isa, y a todas las artes en general.

Gabriel dijo...

He querido saborear esta confidencia tuya, este aviso de peldaño que acabas de subir y al que nos invitas.
Pensar en voz alta para los amigos es difícil, pero propone compartir.
Cuando se hace con libros, en los que se ha descubierto un nuevo universo, yo lo agradezco mucho: Es advertir del gran peligro de emocionarse, del riesgo de soñar, del atrevimiento de interpretar. Y del ritmo de las palabras, por supuesto.
Gracias por hacer sonar la campana para que se abra el siguiente libro, para que no nos durmamos en el que estamos leyendo ahora.
Besos.

Clea dijo...

Yo también te comprendo, aunque, como Isa, los finales los engullo sin paciencia. ¡Y los releo!
Y marco páginas. ¡Y subrayo! (Glup)
¡Y no termino de estar cómoda con los libros viejos! Me gustan más los míos. Los nuevos, los que estreno, los que retomo, los que abandono definitivamente.

:))