Cuando todos los tesoros caben aún dentro de una caja de zapatos, las diabluras de una tarde en compañía -sobre las dunas, dentro del arbusto o bajo la mesa- valen para ganarse la merienda. [Lorenzo Ortega]
4 comentarios:
Anónimo
dijo...
Un laberinto, un juego eterno de tardes sin fin. La escultura es lúdica y amable, invita a la fantasía constante. Y el poema es imprescindible.
La diabluras de los diablillos de ambos, me ha hecho cosquillas en las plantas de los pies. Cuánta vida juguetona tienen escultura y poema a partes iguales.
Son muy buenas las esculturas. ¡Lo que hay en la cabeza de las personas y lo bonitas que son cuando les damos forma!. Enhorabuena a quien es capaz de dársela.
4 comentarios:
Un laberinto, un juego eterno de tardes sin fin. La escultura es lúdica y amable, invita a la fantasía constante. Y el poema es imprescindible.
La diabluras de los diablillos de ambos, me ha hecho cosquillas en las plantas de los pies. Cuánta vida juguetona tienen escultura y poema a partes iguales.
Un beso, artistas.
Son muy buenas las esculturas. ¡Lo que hay en la cabeza de las personas y lo bonitas que son cuando les damos forma!. Enhorabuena a quien es capaz de dársela.
Gracias amigos.
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