Queridos niños:
Otro
año que se aburre y se hace el muerto, el deshojado. Está harto y deja paso a
otro, como siempre, sin la menor experiencia. Ahora que nos habíamos
acostumbrado a unos numeritos redondos, múltiplos de todo, con un día de más
para aprovechar bien el tiempo, ahora digo, nos entra un primo, un pringado con
tristezas más allá de los boleros.
No
es que piense zancadillearle el día de su toma de posesión. Pero de ahí a
sonreírle, darle la bienvenida, animarle… no sé yo qué te diga.
Nos
gusta estratificar el tiempo para medir bien cómo lo perdemos. Declaramos mucho
más amor del que hemos aprendido a dar. Al revés de cómo hacemos con los
impuestos y las preguntas en aduanas, donde nunca nos consta que haya habido
algo a declarar. No nos aclaramos después de tanto enjabonado.
Sin
embargo, no obstante, aunque y pero, la vida está aquí. Y está para
dignificarla. Y el camino para ello es cierta verdad y cierto respeto. Más allá
de cumplir con estos mínimos, se encarga de pasar sin mucha necesidad de ser
medida en nanosegundos gracias a los precisos relojes para fijar fechas de atrocidades.
Propongo
el perdón y la comprensión que pediremos cuando delincamos nosotros y al mismo
tiempo la sensatez de evitar los conflictos, la única forma de amor verdadero,
porque parte de aceptar de veras a los demás. Pero propongo ser mejores
ciudadanos, sin más. A base de detallitos, como diría mi madre. A poquita poco,
como corroboraban mis abuelas.
Esa
medida de soltarle la verdad a tus compadres antes de una fechoría pequeña acaba
siendo la única, si no al menos la mejor, de las formas de vivir juntos sin
esperar a metértela doblada y con arena en otra ocasión, rellenitos de rencor
por no habernos zampado en el momento.
Jode
como un pellizco en el cefalotórax, pero no hay más verdad que enfrentarse a la
mentira y a la injusticia. A poquita poco, acojonadillos, pero sin pausa.
Por
lo demás, qué demonios, démosle al que viene un par de abrazos para que no
tropiece al entrar.
Y
a todos vosotros, unos siete mil millones escasos, lo mejor para el corazón:
que lata a ritmo de esperanza, lo último que se pierde, después del móvil y el
jabón dentro del baño, claro está.
Abrazos.
1 comentario:
¡Que alegría encontrate aquí hoy! Despidiendo y de alguna manera recibiendo con los brazos abiertos al Nuevo, aunque los números no te cuadren. Tengo yo ganitas que éste se vaya y comience otro con un poco de cordura en el mundo y un poco de " locura" de la buena, que nos haga abrir puertas y corazones, y a pesar de la que está cayendo seamos un poquito mejores cada día. Besos para todos y ¡ Felices Fiestas!
Publicar un comentario