jueves, 13 de agosto de 2020

El primer veraneo de mi memoria

El primer veraneo que recuerdo se remonta a cuando apenas tenía los cinco años. El invierno anterior debió ser algo nefasto para la familia, pues pasamos el sarampión y la tosferina los tres hermanos ( el cuarto nació poco después), y el médico había recomendado a mis padres un cambio de aires para todos. La playa, a la que soy tan aficionada hoy día, para mis padres no era una opción, así que se decantaron por la sierra. EL destino: Cala, Huelva. Éramos seis por aquel entonces: mis padres, mi abuela paterna que siempre vivió con nosotros, mis hermanos y yo. Debimos llegar en el Seat 600 recién comprado. Era una gran casa de campo alquilada a unas personas de ascendencia alemana que habían vivido allí cuando funcionaba a pleno rendimiento una mina ahora abandonada. Cuando cumplí los quince años, volvieron a alquilar aquella finca, por lo que los escasos recuerdos de pequeña, adquirieron algo de nitidez. De aquella primera vez, recuerdo un gran columpio colgado de una encina, y a mi madre empujándome para que llegase más y más alto. También recuerdo a los cerditos de Enrique, el dueño de la finca colindante que venían a comer con avidez los desperdicios del almuerzo que lanzábamos por la valla de piedra que separaba los terrenos. El ruido de aquellos animales devorando las mondas de sandías nos hacían reir a mis hermanos y a mi. También recuerdo a Luisa, una señora que trepaba a los árboles con una habilidad pasmosa y que nos llevaba a coger higos, a aventar altramuces, a sacar agua del pozo, y nos descubría actividades que viviendo en el centro de una ciudad, jamás habíamos conocido. Me quedó el olor a campo de las higueras, el sonido de la chicharra, el zumbido de las abejas, un escorpión en la cocina, el sabor pegajoso de unos dulces con miel, las interminables tardes de juegos, los baños en una bañera con patas, el estornudo aparatoso de un burro sobre el pijama de mi padre, y el vuelo en aquel columpio...

Yo soy la niña que está de pie a la derecha de la foto.

6 comentarios:

MaC dijo...

Pues yo soy la niña del columpio. Es bonito recordar tiempos ... no tan lejanos ¡caramba! Pero más bonito todavía es seguir compartiendo con ese regalazo de hermana que tengo, la mejor parte de nuestras vacaciones. Un relato entrañable, auténtico y tan bien escrito como de costumbre. Enhorabuena, hermana.
Y los demás a ver si se animan. Los asiduos lectores de este estupendo blog os echan de menos y seguro que pasáis un buen rato recordando aventuras, trastadas...

inma dijo...

Gracias Mac por tan bonito comentario. Seguiremos creando recuerdos juntas. Un besazo.

Paquita dijo...

Inma, me gusta mucho tu relato, imagino lo bien que lo pasarias en el columpio y escuchanco comera los cerditos en pleno campo,que ami tanto me gusta,me alegro de ese bonito racuerdo.Un beso fuerte Paquita

inma dijo...

Gracias Paquita! Me alegra mucho saberte por aquí. Un besazo

isa dijo...

Inma, me has emocionado. Gracias por contarnos de manera tan hermosa ese verano vuestro. Qué linda la foto. Tu hermana tiene la misma cara.
Un abrazo. Y gracias por esta iniciativa.

inma dijo...

Isa, esperamos tu primer verano! Gracias por tu comentario.