¡Cúanto me gustaría poder recordar, no ya el primero, sino algún veraneo infantil!
Sin embargo, en esos años no existían vacaciones, la diferencia sustancial entre el verano y el resto del año era el cambio de clima y poco más. No hacíamos nada diferente o extraordinario, al menos familias como la nuestra, trabajadores de oficios varios.
Por ello, mi recuerdo es un verano, no está ligado a algo lúdico, todo lo contrario.
Acababa de cumplir 6 años aquel 1936 y rememoro con nitidez el 18 de julio del mismo, se produjo un golpe de Estado, previo a la guerra “incivil" y que nos deparó la posterior Dictadura de casi 40 años.
Ese día, desde las primeras horas, oíamos mucha gente vociferando y corriendo por la calle.
No entendía lo que estaba ocurriendo, veía a mis padres preocupados y tristes. Ni mi hermano, de 10 años, ni yo sabíamos el motivo de aquel alboroto, pero intuíamos que no era nada bueno.
Mi padre trabajaba de portero en una cooperativa escolar llamada" Padres de Familia". A los tres días del golpe la cerraron, perdiendo así el trabajo y la vivienda.
Gracias a mi abuelo, que trabajaba en un organismo público, y a su jefe, volvió a trabajar y volvimos a tener vivienda. Al cabo de bastantes años llegué a conocer a ese señor, era una buenísima persona.
No sólo ayudó a mi familia, también a muchas otras personas.
Así que, como leéis, fue un verano que nadie, y menos un niño o niña, debería vivir.
4 comentarios:
Triste verano ese del 36 que tan bien describes.Ojala ningún niñ@ tenga que recordar un mal verano, aunque no sea veraneo
Verdaderamente describes un verano que cambió el pais completo. Fuiste testigo no deseado de ello y me parece muy buena tu descripción. Puede una imaginarse la zozobra de la familia y a tí como niña, inquieta y preocupada al mismo tiempo. Gracias por compartirlo en un verano éste de tanta incertidumbre general aunque nada comparable.Un besazo Paquita.
Como siempre, todo lo que has vivido y compartido nos hace mirar la vida con los pies en la tierra. Gracias mi amiga
Paquita, te leo con lágrimas en los ojos. Gracias, gracias por este testimonio, que es oro. Me duele profundamente ver qué poco hemos aprendido de todo ese horror. Hemos avanzado mucho, sí, pero qué demonios han intervenido en las mentes de muchas y muchos, para iniciar andares de cangrejo...
Te mando un abrazo, mi admiración profunda por tu persona, mi respeto y todo el cariño.
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