jueves, 6 de diciembre de 2007

LA PUERTA

Nunca coronaron mi casa dos batientes.

La rectangularidad siempre venció sobre el medio punto.

Hace mucho tiempo, hubo una puerta partida, que acogía a mis padres, calladamente.

Eran momentos de infancia, de niños que ya eran mayores.

Y sus mayores, también los míos, les aguardaban en el umbral pacientemente.

Después, tras las maderas, comían, trabajaban, reían y soñaban.

Con la certeza de que curtidas manos les amparaban, entre franelas, aperos y ollas calientes.

¡Cuánto me hubiera gustado cruzar el zaguán y estar con ellos!

¡Cuánto hubiera dado por estar un segundo con los que nunca me vieron!

¡Cuánto, Dios mío, cuánto… por mi abuelos!

(prosema)

7 comentarios:

Ailema dijo...

Después de leer este prosema me quedo con la sensación de haber entreabierto un poco esa puerta, pecando de indiscreta al mirar detrás de ella.

Gabriel dijo...

Pues era más sencillo abrir esa puerta de aspecto tan sólido y atascado: ¿La llave?: tu prosema.

Isa dijo...

Me has transportado a esos años en los que todo era distinto, y los responsables de nuestra existencia, extraños, casi.
A mí también me encantaría atravesar esa puerta, para no quedarme sólo con lo que me contaron.
El dibujo es atrayente, misterioso. Me encanta.

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu relato Loli y me ha gustado muchísimo el dibujo (que sé que es tuyo).Qué mano!! ¿Hay mejor forma de usar lápiz y papel que estas?Felicidades por estos dones que sin duda son herencia de alguno de ellos, de alguno de tus abuelos.Un beso

Lola García Suárez dijo...

Muchas gracias Elenka. No nos conocemos, pero nuestro "punto" en común es tan maravilloso que tú tienes que ser igual. Mis abuelos no fueron ricos en títulos académicos pero sí en sabiduría, de la de verdad. Un beso.

Anónimo dijo...

Loli, me encantan tus universos. La primera vez que abrí tu puerta, me quedé pensando en batientes, en puertas coronadas y en la tinta del dibujo. Ahora, he mirado por la mirilla, y también he visto una casa de pueblo, donde compartían, según contaban también mis abuelos, historias de vida con sus ancestros. Enigmático y profundo, como el dibujo.

Peneka dijo...

La primera vez que lo leí me emocionaron esos veros. En las demás ocasiones me atraparon la imagen y la palabra. Hoy me hacen recordar a aquellos con los que fuí feliz, a los que añoro y a los que un día volveré a encontrar. Gracias por acordarte de aquellos a quien tanto debemos.