domingo, 15 de marzo de 2009

Hacer de tripas corazón

Te odio porque sí, porque quiero
y porque me da la gana.

Te odio,
porque ocupas a diario ese espacio intermedio
que hay entre el dormir y el despertar,
momento que la mente no recuerda
pero que marca el ritmo de tu vida
para el resto del día.

Te odio,
porque eres la última imagen antes de cerrar los ojos
y después de abrirlos en cada parpadeo.

Te odio,
porque el acorde de tu voz
adorna todos los ruidos de la calle
que entran en mi habitación desde la ventana.

Te odio,
porque soy capaz de encogerme con un escalofrío
que me recorre desde la planta de los pies hasta la nuca
sabiendo de sobra que aun tus manos no se han atrevido a acariciarme.

Te odio,
porque no puedo sostenerte la mirada
hasta el punto en que no sabría decirte, si me preguntas,
de qué color son tus ojos.

Te odio,
porque que me hagas esperar tú
me indignas más que me haga esperar cualquiera.

Te odio,
porque aparentemente tengo razones para odiarte
pero con todos estos argumentos
yo prefiero amarte.

7 comentarios:

Gabriel dijo...

El tono de cada "te odio" es distinto, pero explosivo e incitador. Lo dejas ver al final, donde "prefieres" amar. Es un gran soliloquio entre dos.
Será porque me suena, por encima de todo, a verdad.
Besos.

Anónimo dijo...

Para preferir amar, tanto odio en el poema te deja mal ¿o es cosa mía? Suena a difícil relación amorosa.

Isa dijo...

Al final optas por una solución mejor. Amando resignadamente.

sempiterna dijo...

Hola, perdón por la intromisión, me cuelo por aquí para opinar. Me ha gustado mucho esta entrada. Es un poco desgarradora ya que según mi forma de verlo, se odia para evitar querer. Se odia por todas las razones por las que se querría, pero se ha de odiar. Resignación pues.

LaRubia dijo...

Sempiterna, gracias por tu entrada. Es justo lo que has dicho lo que pretendo expresar. Me has llegado al centro!

sempiterna dijo...

Bueno, LaRubia, será entonces que está muy bien descrito. Nos leemos más a menudo, he pasado por casualidad y me ha gustado este sitio. Un saludo.

Anónimo dijo...

Esto es una declaración de amor en toda regla, poesía dolida, qué decirte. Sólo un paso hasta el odio, el odio, pero te llevo en la mirada, llevo un tatuaje de tu cara bajo mis párpados, sobre mis ojos. Prefiero sucumbirte y te sucumbo, pero dájame al menos, que, como orfebre, te esculpa. Cortázar dice en estos versos que admiro "no me pierdas como una música fácil...
...tállame como un sílex,
desespérame".