lunes, 16 de marzo de 2009

El cuento de "La princesa cautiva"

Y la princesa, harta de esperar un caballero que la rescatase de aquella torre en la que la habían encerrado, decidió poner remedio a su situación.
Había leído muchas historias al respecto, pero ninguna la convencía, así pues, se quitó la corona y con la brillante estrella dorada que tenía al frente, logró forzar una gran caja de herramientas que encontró tras una gran cortina. Semanas estuvo trabajando para construir una escala con el somier de su cama, y las puntillas que iba quitando a todos los muebles.
Cuando estuvo lista, aprovechó la noche para huir mientras el guardián dormía.
Como era muy mañosa, logró arrancar el 4x4 puenteando y así puso kilómetros de por medio.
En su huída, recogió a un stopista del que se enamoró. Pero no se casó porque no quiso y lo puso a trabajar en su cocina mientras ella acababa el máster que había empezado siendo cautiva. Y colorin… Fin

7 comentarios:

Gabriel dijo...

Menuda princesa MacGiver, que alcanza la libertad para acabar un máster, un golpe sensacional: Lo primero, una buena formación.
Ahora bien:
¿Tenia el salario mínimo el autoestopista, una vez en la cocina?
Mucha miga, amiga.
Besos.

Isa dijo...

Una princesa valiente y muy contemporanea. Lo del autoestopista, un puntazo. Una chica lista.

Paquita dijo...

Esa es una princesa moderna y lo demas son tonterias, pero tenia claro que debia tener un buen cocinero. Genial amiga Inma, un beso Paquita

LaRubia dijo...

Jajaja, me encanta Inma, sencillamente me encanta. Ya está bien de cuentos manidos.
Pa junio ya te pediré que vengas a encuentro de La Madeja, que precisamente va de este tema.
Ya te diré algo.
Besos, besos, besos.

Félix Amador dijo...

Ay, estas princesas modernas rompen todos los cánones. Desencanta un poco, la verdad, con lo sexys que resultaban aquellas princesitas modositas.

inma dijo...

Pero las chicas hemos cambiado, amigo,y las princesas han de hacerlo también. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Jaja, qué claritas tiene las ideas la princesa cautiva, y qué buen ojo, seguro, tuvo en la autopista, jaja. Seguro que, más allá del cuento, viviría alguna escena gastronómica con su cocinero, en plan "Como agua para chocolate". Entre pétalos de rosa.
¡A viajar gratis en 4x4! Quién viviera en un cuento.