lunes, 16 de marzo de 2009

TRANQUILO, MAESTRO.

-Pero maestro,  hágale u dígale  usté argo ar bicho, que tós tenemos cosas que hasé en casa.

-Ya, ya mismo voy,  Emeterio,  ya mismo se lo pongo claro.

En la Plaza de la Maestranza, primer día de la feria de abril, Chabacanito toma la alternativa y la gente al principio ha comprendido su toreo de calma y sosiego, de parada y pausa, pero son las once de la noche y no queda ni un alma entre el público. Abajo, en la arena, solos están el toro Damocles II y el diestro, aunque es zurdo. Cerca, en la barrera, su fiel subalterno, Emeterio Román, que le ha guiado en su carrera, con su sabiduría y su paciencia, su tenacidad y capacidad para buscarle esta gran corrida, donde iba a dar el gran paso como matador de toros. Iba.

El hombre no se decide y el toro, dormido, se tumba junto a unas tablas confortables. Finalmente, Emeterio y Chabacanito le echan un capote por encima, no sea que coja frío. Salen los dos por la puerta del Príncipe, imposible de cerrar desde hace un mes por culpa de una bisagra sin reparar.

-Tienen que traerla de Madrí, explica el hombre de confianza del torero.

-Ya, ya, me hago a la idea, -responde desde el fondo de su alma el llamado a copar las tertulias taurinas de los próximos diez años, mientras buscan un sitio abierto para cenar.

 

6 comentarios:

Isa dijo...

¡Uy, qué bueno! Así, así de plácidamente tendría que acabar cada corrida, de tener que haberlas. Así, Chabacanito, debían llamarse todos los que rodean al mundo del toreo, en vez de recibir la Medalla de las Bellas Artes.
Disculpa si tomo tu texto para hacer una protesta personal, pero no suelo de dejar pasar una oportunidad para posicionarme.
Un beso.

inma dijo...

¡Olé torero! Va por tí y por Chabacanito que arropa al toro tras ponerlo a dormir.Me encanta.
Con nosotros iba a ir "lista" la mal llamada "fiesta nacional".

Peneka dijo...

¡¡¡anda...que como pa tener entradas de sol!!!

¡¡¡pedazo de capote pa tapaá a ese torito dormilón!!!

Félix Amador dijo...

Damocles, ja ja ja, la espada de Damocles, ja ja ja

sempiterna dijo...

Gabriel, me encantan tus juegos de palabras. Diestro zurdo, ideal. Que le echan capote al toro para que no coja frío, tierno y que salen por la puerta grande porque no se puede cerrar es ingeniosísimo.

Nada, me confieso una nueva incondicional de tus historias. Un saludo.

Gabriel dijo...

Bienvenida, sempiterna. Y gracias por leernos.
Un beso.