sábado, 28 de marzo de 2009

POR COMPARTIR.

Desde hace cuarenta años, mi héroe de ficción (ojalá existiera) es Guillermo Brown; el forajido, el outlaw, el proscrito.
En una de sus aventuras con el resto de los proscritos, los hermanos mayores juegan a ser poetas durante un tiempo. El desenlace es, como siempre en la autora Richmal Crompton, simpático e ingenioso. Pero, en medio, surge este poema que comparto por saber si alguien conoce al autor, que en el libro se anuncia como L. Martínez de Ribera. Independientemente de la elevadísima carga de azúcar y melaza que pueda contener, declaro que a mí me encantó.
Ahí va:

Y yo me senté a la puerta,
para que, al pasar, me viera...
Ella pasó... Atardecía
y creí que amanecía 
cuando pasó por mi vera.
Un ramillete de flores
al brazo. En la falda, pomas
y en el seno florecido
juguetes de palomas
que quieren huir del nido.
La boca roja... los dientes
blancos, menudos... El pelo
como si tornasolara
y dos trocitos de cielo
asomándose a su cara.
Yo la miré... Me miró...
adiviné su pesar
y ella adivinó mi pena...
y no se quiso parar
por no dejar de ser buena.
El Sol se cubrió la cara
con la cresta de unos montes.
Ella se alejó de mí...
Yo, soñando en horizontes,
me quedé solo... La vi
como al volver una esquina
volvió los ojos atrás
y miró como se mira
cuando no ha de verse más
a quien se quiere... La ira
se me agarrotó en el alma...
¡La vi por la vez postrera
y ya no la he vuelto a ver!
¡Alma...! ¡Si a verla volviera
la volvería a querer
aunque otra vez la tuviera
que perder... !

3 comentarios:

Isa dijo...

La introducción, compañero, no la he entendido muy bien. El poema tiene el sello gabafe, lo mires por donde lo mires. Espero no equivocarme. Y si es así y no me equivoco, la idea de la introducción y el poema, como si de otro se tratase, me parece muy original. Si no es así, por favor, sácame de la duda.

Gabriel dijo...

Te aseguro que todo es rigurosamente cierto. Comparto el poema porque pretendo rescatar mucha poesía mal guardada más que olvidada. Y estos versos los hallé en el tomo 2 de las aventuras de Guillermo.
Pero se me han saltado dos lagrimones de agradecimiento con tu comentario. Bueno, eso me ha pasado ya muchas veces.
Gracias y un beso.

Isa dijo...

¡Oh, qué tonta yo! ¿Sabes qué ha podido ocurrirme? Pues que tengo ahora entre manos "Las Canciones de Bilitis" de Pierre Louÿs. Y resulta que el autor nos hace creer que tales canciones eran una traducción suya de los poemas de una escritora griega llamada Bilitis y contemporanea de Safo, cuando realmente todo era fruto de su talento. Así que parece que contigo el subsconsciente me ha jugado una mala pasada.
Ahora volveré a leer todo lo que querías compartir con nosotros.
Otro beso pa ti.