sábado, 30 de mayo de 2009

A deshora

A pesar de lo avanzado de la noche no es mi momento para dormir.
Ahora prefiero pensar en la alquimia que pueda convertirte en el humo de mi recuerdo.
Quiero dejar atrás los intentos de hacer de tu vida y la mía un puzzle. No encajan, lo mires por donde lo mires, mis celos y tus ganas de mirar hacia otro lugar.
No puedo hacer de una línea recta un laberinto sólo porque sienta miedo o ganas de llorar. La que va bajo mínimos soy yo, solamente. Te noto la mirada compasiva, paternal y lastimosa; por eso quiero irme otra vez.
Tal vez me haga falta fuerza, ser consciente de que me equivoco y de que necesito mucho más de lo que realmente pido, pero el ser humano ya empezó a caminar antes de se inventaran los primeros zapatos.

4 comentarios:

Gabriel dijo...

"Laberinto de una línea recta". Genial, mientras no inventemos un calificativo mejor.
"Andar antes de inventar los zapatos". Antología para no tener miedo a la libertad.
Un canto a la fuerza del corazón que no se deja coger, como costumbre, el culo. La vida hay que luchársela.Y aquí tú dices cómo.
Un lujo.

Peneka dijo...

Quiero irme... y no dejarte, aunque me dejo a diario entre tus miradas perdidas.

Quiero irme, aún descalza y sin equipaje, ya habrá tiempo de llenar de nuevo mis alforjas...

Coincido con Gabriel, en que es realmete poderoso tu relato. Cargadode todo el desgarro y dolor de una partida, que aún sabida es difícil concretarle el moemtno.

Sencillamente ...GENIAL

Isa dijo...

Precioso. Uno no debe perderse nunca en la espera de lo que no tiene. Cuando alguien no puede, o no sabe dar algo, lo mejor es decir adiós. Las lineas rectas son aburridas; no tienen ni un sólo recodo en donde resguardarse y pararse a soñar.
Un beso.

inma dijo...

Suscribo a los compis.Corazón libre ante todo, aunque cueste. Aunque todo se desmorone para poder empezar de nuevo.