sábado, 30 de mayo de 2009

EN EL MISMO INSTANTE


Maldito viento de levante. Te veo a través de las cortinas, soplando impasible, tras estos ventanales que me separan de ahí afuera. Llegas para llevarte todo lo que tengo, para dejarme sola; y, entre un dolor y otro, puedo trasladar mi pensamiento al instante preciso en que se hundió nuestra barca, y todo era agua, llanto, desesperación.

Pero no sabes que mientras dos cuerdas ayudan a bajar a Daniel hasta el agujero que le espera eternamente, otras dos manos extraen de mis entrañas una parte de él que no has podido arrebatarme.

Ya está llorando. Ahora lo tengo entre mis brazos. Se llamará Daniel, no cabe la duda; tiene sus ojos.

3 comentarios:

Gabriel dijo...

Vaya pellizco al corazón.
Si enorme por desgarrador, más grande por el infinito as en la manga.
Un pelotazo.

Peneka dijo...

No esperaba ese final, y por tanto, me ha sorprendido.
La imagen de las cuerdas(dos) y de las manos(dos)me hacen pensar en cómo de unidos estamos a todo cuanto nos rodea. A veces, el adiós a alguien querdio nos trae entre sus alas un hola a una nueva vida.
Duro tu relato pero tierno, sencillo, cargado de poesía como todos tus relatos.

inma dijo...

Esa muerte que apunta reencarnación.Esa pérdida y ese nacimiento.Desolación y esperanza al tiempo.Has jugado bien con las palabras. Enhorabuena Isa.