Son esas tan dulces comisuras
del arriba del labio y del abajo
las que me despedazan mi cordura
y huye mi miedo con tu desparpajo.
Son tus pequeños pliegues de mirada,
como las persianitas del verano
de las casitas chicas asombradas,
para que el sol entre despacio, de la mano
de la sombrita tarde y reposada.
Así tus ojos miran y me agradan.
Sigo por tus caricias sorprendentes,
que correspondo con escalofríos,
como el agüita limpia de los ríos,
que no avisa de saltos ni corrientes.
Aprieto al corazón por que enumere
y me cuente al oído…
pero no quiero listas, y él no quiere:
Te quiero por muchísimas más cosas.
7 comentarios:
Jos, el día que me diga a mí alguien algo así...me caso.
Encantada con este romanticismo, como sin querer queriendo.
Delicioso.
Envuelven tus versos, uno a uno las miradas, las caricias, los silencios...
Mecen tus palabras, una a una, los recuerdos, los ayeres, los presentres...
Es el poema mismo, canto al amor y al sentimiento; al quererte y que te quiero; al ser yo, ser tú, ser nosotros.
Si tus relatos me hacen reir, tus poemas arropan mi alma...
Es muy bonito.
(Me he puesto este nombre para firmar los comentarios y no escribirlos anónimamente)
Gracias por el blog, me gusta leeros.
Gracias, chicas.
Bienvenida, Clea, esta es tu casa.
Precioooooso Gabriel. Es romántico sin cursiladas y tierno como tú solo. Un besazo.
Chico, es q le das a todos los palos! Hay cosas de las q escribes q me gustan más q otras, ésta es...sencillamente deliciosa!
La hermanita d Beli.
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