lunes, 8 de marzo de 2010

Cuentos paralelos. Epílogo.

En el gran castillo de los dientes, todos se preguntaban qué iba a pasar con el pobre ratoncito que siempre erraba en su cometido. Al pie de un gran portalón, temblaba solito mientras esperaba que lo llamaran de la gran sala donde se celebraba la vista preliminar de su caso, por sustracción indebida y otra serie de cargos que ni siquiera supo comprender.
Por fin lo llamaron. Sus patitas apenas respondían al intento de andar. El pánico lo invadía cuando con la mirada gacha se acercaba al estrado donde un enorme elefante iba a juzgarlo. El hada de los dientes habló a su favor, pero el fiscal no estaba por la causa y azuzaba a la gran pantera negra que ejercería de verdugo. Fue entonces cuando se presentó como testigo el abuelo. Aquel anciano despistado de corazón de oro dijo que gracias al ratoncito había recuperado la complicidad con su nieto y la confianza en sí mismo que había perdido hacía muchos años cuando le tuvieron que poner la dentadura postiza. Contó con detalle cómo había sido incapaz de salir sin ella en 20 años que la tuvo. Explicó su recurso de plastilina y el fracaso que fue y cómo gracias a ello había encontrado un nuevo amor en su vida al que nada le importaban los dichosos dientes. El caso fue sobreseído. El ratoncito agradecido se quedó a vivir con el anciano y buscó otro empleo. El nieto para celebrarlo preparó para todos una deliciosa y tierna foundee de queso. Y colorín colorado…

5 comentarios:

Gabriel dijo...

¡Jajajay!
Un final encantador de los mil y uno que tenías abiertos, cogiendo como siempre el más lleno de ternura, ahí te dejas ver.
El personaje, en cambio, no me parece que dé pie a un epílogo en absoluto: has creado un filón para un personaje y dos colaboradores de lujo. Además, insisto, pudiendo funcionar tanto en cuentos infantiles como en adultos. Lo que tú digas.
Besos.

Clea dijo...

¡Requetebien! ¡Un final feliz para este personajito entrañable!
Pero... ¿no va a volver a hacer de las suyas?
Estoy con Gabriel, ¡dale!
:)

Isa dijo...

¡Qué cosa más linda, hija! ¡Qué frescura, qué lujazo!
Estoy con Gabriel; por mí, de epílogo nada de nada. Ahora, tú mandas. Te mueves como pez en el agua en este género. Enhorabuena y un beso.

Peneka dijo...

No has podido encontrar mejor guinda al pastel...(o funfí de queso, jijiji)
Me ha resultado muy tierno todo el relato, con una risilla juguetona al leer los cargos sobre el pobre ratoncillo despistado y excelente tu descripción de los miedos del pobre despistado.
Me ha gustado mucho...
¿Habrá cuarta parte?

inma dijo...

Gracias amigos por tan calurosa acogida a mis cuentos.Me pensaré el seguir la saga algo más adelante. Bssssssss