domingo, 4 de julio de 2010

REDESENCUENTROS.

Deborah Johnson encontró al hombre de su vida en la universidad, se casó con él cuando ambos terminaron los estudios y trabajaron juntos como socios colaboradores de la empresa del padre de su marido.

La noche en que se miraron por primera vez a los ojos desde que se casaron, hicieron las maletas y cada uno volvió a la casa de los padres. No se conocían, era como si nunca se hubieran visto.

El cardenal Vittorio Masanti y la abadesa de la congregación Silencio Cristiano, Carmela Dorani, coincidieron al salir del Vaticano el día en que fueron excomulgados. Al salir del hotel donde durmieron juntos, dejaron sus antiguas ropas tiradas por el suelo y se fueron a vivir al extranjero, a una casa llena de espejos para jugar con sus remordimientos.

El hotel Dante de Roma clasificó esa habitación de prohibida por orden expresa de Su Santidad.

Deborah Johnson y su ex marido coincidieron en una recepción en la Santa Sede y, al mirarse de nuevo a los ojos, se ausentaron a la menor oportunidad y corrieron juntos a encerrase en la única habitación de hotel libre que quedaba en Roma, que pagaron a precio de oro. Durante una noche jugaron a perdonarse vestidos con unos extraños ropajes que alguna pareja había dejado tirados por el suelo.

5 comentarios:

inma dijo...

Menuda pericia complicando una historia de amor/desamor. Es bonito que se reencontraran al mirarse a los ojos. No suele fallar¡lástima que solo se perdonaran por una noche!, claro que tb le da + morbo al relato.

Isa dijo...

¡Ay, qué bueno éste, por dios (bueno, dado el caso, mejor así: Dios)!
Me parece muy bien que le hayas dado a esos dos la oportunidad de conocerse de veras. Y que los otros dos se lo hayan pasado de muerte, hasta olvidarse sus trapitos.
Me encantan tus juegos malabares. Eres un mago de la palabra.

Clea dijo...

¡Tú tienes una imaginación desbordante, privilegiada! ¡Y haces magia! ¡Y vuelves y traes y llevas!
¿Cómo haces? ¿Estás trabajando así, normalmente, y nos ves pasar a los humanos anodinos e inventas historias con nosotros?

Peneka dijo...

¡¡¡Genial!!!, cómo le has dado el giro para que ambas histoiras confluyeran.

Y le has dado a los ojos, el papel protagonista, el que se merece. Ahí está la llave de nuestro mundo y nuestro submundo...jejeje

¿se perdonaron más de una vez?

¿volvieron a Roma la exmonja y el exobispo para darle en el virrete a su Santidad?

Bueno, en próximos capítulos nos lo contarás.

Lola García Suárez dijo...

Toda una historia detrás de estos redesencuentros planteada de un modo muy original.