domingo, 4 de julio de 2010

REVISIÓN.

El niño dijo que no. El padre tomó las gachas. La madre dijo que no. El niño tomó la copa. La suegra dijo que no. El perro tomó la sopa. El padre dijo que no. La esposa se tomó el pienso. El perro ladró que no. La suegra tomó el filete. La niña dijo que no y el suegro cogió el chupete.

Ocurrió más de una vez, que todos se equivocaron. Pero al volver con sus gafas, nuevecitas que compraron, cada uno acabó viviendo en un barrio muy lejano, pues no supieron de quién se cogieron de la mano.

11 comentarios:

inma dijo...

¡Ohhhhhhh qué bonito! Me encanta cuando sacas tu lado cuentista. Transmite ternura a pesar del caos. Felicidades.

Isa dijo...

¡Qué bueno! Me estoy imaginando la escena. Anoche, con una lentilla puesta (la otra acababa de quitármela) me pareció ver un movimiento extraño cerca de mí. Y mi intuición, que no mi vista, me advirtió de que se trataba de la segunda cucaracha que pillo en casa este año. Y aturrullada, no te puedes imaginar cómo, del pánico que me dan, me puse además las gafas. Quien tenga lentillas sabe cómo se ve de mal con una sí y la otra no; y encima con las gafas puestas que veía justo con el ojo contrario que antes de ponérmelas; no sé si me explico. La cuestión es que yo sólo quería ver para controlar mejor la situación a la hora de pasar junto a ella, corriendo de pánico (controlar que no se vieniera para mí, claro esta).
De lo demás se encargó mi marido, que no sé qué haría sin él...
Lo de no ver es una puñeta. Si no que se lo pregunten a los de tu cuento.

Gabriel dijo...

Isa, es genial tu doble visión sobre una cuestión de ataque tan terrible como has comentado. Es un punto de vista absolutamente legítimo: sin ir más lejos, el jueves pasado aplasté un bicho de esos que pretendía colarse en mi oficina ¡y no tenía ni un mal NIF con el que identificarse!
Loor y gloria a tu adalid, que, del pisotón, grabó para futuros paleontólogos una fotocopia de la periplaneta americana de los demonios.
Besos.

Isa dijo...

Jajajá, para todo lo que puede dar ese asco de bicho...
... y la miopía.

Peneka dijo...

O que me lo pregunten a mí, que anda que lio poco cuando cambio las gafas de sitio y por más vuelta que doy, ¡¡¡que no, que no las encuentro!!!; y ahí me véis, pegando la nariz al suelo como un sabueso, en busca de la gafa escondida, perdida o dios sabe qué.

Y si no, eldía que me perdí en la playa. ¡Vamos, como una Chencho cualquiera!. Algún día lo llevaré al papel...

Oye Gabriel, ¿tú qué comes para escribir estas historias tan, tan...?bueno,¿que qué comes?

inma dijo...

Espero que lo que coma no sean "hormigas culonas". Sí, si, me han dicho que se comen y me han regalado una como de plástico para poner en el frigorífico que parece enteramente una cucaracha ¡q susto cuando voy a abrir la puerta del mismo! Igual me sirve para adelgazar, jajajaja

Clea dijo...

Estos versitos son sorprendentes. ¡Y su final más!

(Isa, JAAJA. También tengo un marido que las mata (menos mal). Horribles, las periplanetas esas. Yo creo que no son seres vivos (JA). Me estremezco cuando las veo y tengo que descalzarme para aplastarlas con el zapato o la zapatilla)
Glup.

Isa dijo...

Clea, pues dichosa tú que puedes, guapa, porque yo me muero y no soy capaz de matarla. ¡Ay qué asco de bicho, por diooss!
Lo de glup te ha quedado genial...jajajá...

Clea dijo...

Isa, cuando el encuentro es a solas entre esas cosas y una, ¡una tiene que actuar! Ser valiente y actuar.
Un horror.
:)

inma dijo...

Pues yo cuando el encuentro es a solas, como decís, solo puedo usar el "spray a lo bestia" pq soy incapaz de pisarlas. Agggggggg! Q asco!

Lola García Suárez dijo...

Me encanta el cuento y el debate posterior.