lunes, 15 de diciembre de 2008

Una de jamón

Fue mi santo. Me regalaron un cuchillo jamonero ¡Qué ilusión! y ¡Qué peligro! todo al mismo tiempo. Es como una relación prohibida que apasiona y angustia al unísono.
La paletilla ya estaba empezada y su cuchillo antecesor le había hecho un flaco favor, así que dispuesta a estrenarlo lo saco de su funda y pareciendo que cobraba vida por un momento se me va de una mano a otra y acaba cayendo entre mis pies. ¡Qué susto, por favor! Mi pobre perro que siempre me observa de cerca cuando trabajo en la encimera, por si acaso, huyó despavorido pensando en un atentado por mi parte. Lo recojo. Menos mal que la punta sigue bien. Nuevo intento. Loncha fina. La siguiente espectacular. La tercera… nuevamente con su vida propia y su propia iniciativa tropieza con el hueso, luego con la tabla y de un rebote se clava contundentemente en le mueble que colgaba delante de mí. Mi marido me contempla pasmado. Decido que cenaremos queso.

7 comentarios:

Gabriel dijo...

¡De locura! Mientras me despeino de la risa, he visto correr pataspalculo al equipo de esgrima, que miraba por tu ventana: No se te atreven ni a felicitarte las pascuas por el peligro.
Yo sí lo hago por el golpe del relato.
Un beso.

LaRubia dijo...

Ains... que me ha venido mi madre al recuerdo. Ella es de tajo fijo con cada nuevo cuchillo, como una oferta.

Gabriel dijo...

Despercherante el comentario, Irene, jajajajay.
Besos.

Isa dijo...

Ja, ja, ja, que me mondo de risa, con el relato y con la retahíla que le sigue. Yo temo, cuando no está mi padre (es un experto en la loncha extrafina), y a mis niños se les antoja el dichoso bocadillo de jamón. La próxima vez lo compraré de calidad, pero en lonchas al vacío. Porque también tiene guasa que una esté cortando y colocando y el plato siempre esté igual con tanto meter la mano uno y otro.
Me parece estupendo eso de:
"...huyó despavorido, pensando en un atentado por mi parte".

Lola García Suárez dijo...

En mi casa el que ha sabido cortar bien el jamón de siempre ha sido mi padre y la primera vez que me atreví no fue tan peligroso como te ha pasado a ti, Inma, es más, me sale bastante bien. Será que de tal paleta, tal ternilla.

amparo dijo...

Yo nunca he tenido habilidad con el cuchillo jamonero pero cuando llega el jamón a casa me entra un cosquilleo en las manos que se me van hacia él e incluso empiezo a dominar un poco el corte.Yo no tengo a "Leo",tu perro y mi mascota es un pajarito "Carmelo"que cuando entro en la cocina está lejos de mí, pero si viera las maniobras de corte que realizo volaría a otro continente así que comprendo a Leo...
A ver si nos juntamos y comparamos los cortes de una y otra.
Besitos y sigue así de ocurrente y divertida...

Anónimo dijo...

¡Qué peligro tiene la cocina, y el cuchillo jamonero! Muy dinámico, Inma. Miedo casero.